21 de agosto de 1991 Golpe de Estado en la Unión Soviética contra Mijaíl Gorbachov por la Perestroika y la Glasnost
21 de agosto de 1991 Golpe de Estado en la Unión Soviética contra Mijaíl Gorbachov por la Perestroika y la Glasnost. La Unión Soviética es uno de esos países que no sobrevivieron para ver el siglo XXI tras los drásticos cambios que ocurrieron en los últimos 10 años del siglo XX. Entre esa lista además podríamos añadir Checoslovaquia, Yugoslavia o la República Democrática Alemana – RDA; si sólo nos centramos en el panorama europeo.
Y es que desde que ocurriera la caída del Muro de Berlín y se abriera la URSS a recibir criticismos o escisiones, como el del grupo ‘Solidaridad’ en Polonia, muchos fueron los que vieron que la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas se había vuelto una verdadera prisión para los pueblos que convivían dentro de ese estado confederado; que si bien permitía la adhesión y escisión de su territorio porque cada República era independiente, todo quedaba en papel mojado y sólo teoría porque la represión del Ejército Popular Soviético era muy fuerte.
21 de agosto de 1991 Golpe de Estado en la Unión Soviética contra Mijaíl Gorbachov por la Perestroika y la Glasnost, un preludio de lo que ocurriría en diciembre del mismo año
Y es que el resultado de una política aperturista, tanto económicamente como socialmente en un país que había estado cerrado a cal y canto, sólo generó dos sentimientos: uno de libertad por parte de los pueblos que se habían sentido oprimidos, tanto por el Soviet Supremo de la URSS como del Pacto de Varsovia; como de los oligarcas rusos que tampoco se sienten cómodos al no controlar tanto a su población.
Así que muchos oligarcas de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia escogieron dar un golpe de estado con la KGB, que rápidamente fue neutralizado por parte del gobierno y del Ejército Popular que todavía apoyaba una idea socialdemócrata de la Unión; pero que no duraría mucho porque en diciembre del mismo año sería el Golpe definitivo con Boris Yeltsin, que daría la estacada final a la URSS, de 89 años de edad.