La clave olvidada de la conquista de México (parte II). El ejército azteca.

Publicado el 20 mayo 2018 en la categoría Edad Moderna

La clave olvidada de la conquista de México (parte II). El ejército azteca. 

Organización

Yaoyotl significa guerra en nauatl , y la guerra era uno de los pilares fundamentales de la sociedad azteca, el instrumento que había catapultado a Tenochtitlán como la ciudad hegemónica en Mesoamérica a la llegada de los españoles.

Huitzilopochli era el Dios de la yaoyotl, además de ser un Dios tribal azteca y el más venerado por ellos. Para los aztecas, la guerra era un deber cósmico, se la simbolizaba por el doble glifo atltlachinolli (agua e incendio). Según sus creencias, al hacer la guerra los hombres solo obedecían la voluntad de los dioses . La yaoyotl proporcionaba prisioneros para el sacrificio y con la incineración de sus corazones en los altares se aplacaban las iras de los distintos dioses además de repartir su carne para el consumo.

Vemos pues que la guerra era un deber sagrado, pero la declaración de esta tenía que pasar por cierta reglamentación jurídica que otorgase al conflicto un carácter legal.
Era imprescindible para declararla tener un casus belli, que solía estar relacionado con la libertad de comercio. Existía cierto consenso en las formas entre los pueblos Mesoamericanos que consistían en el envío previo de embajadas para lograr el sometimiento del contrario mediante la negociación. Los aztecas, por ejemplo, enviaban tres embajadas cada veinte días encabezadas por Quauhquauhnochtzin (plenipotenciarios) . Si al cabo de esos 60 días no se aceptaba el ultimátum se iniciaban las hostilidades.

La clave olvidada de la conquista de México (parte II), la organización del ejército azteca

La organización militar azteca, pese a tratarse de un ejército estatal, conservaba aun instituciones de origen tribal. Según Wise, el ejército azteca tenía una distribución en clanes. Un clan era un calpulli. En el momento de conquista había 20 calpullis en Tenochtitlán encuadrados en cuatro barrios. A pesar de conservar la estructura del clan para formar las distintas unidades militares, existía a la par una organización más compleja y netamente mexicana para distribuir hombres y mandos. Según Wise, eran cuatro los tipos de unidades para distribuir la fuerza, de 20, 200, 400 y 800 hombres encuadradas unas dentro de otras. Los mandos se escogían entre los mejores guerreros, o sea, aquellos que ya hubieran capturado enemigos en batalla.

El mando supremo azteca en campaña era el Tlacatecatecuhtli, que era un cargo para una campaña. Este solía llevar en combate el Quetzalteopamitl o estandarte nacional mexica. Para ascender a los altos escalones de la jerarquía militar era necesario pertenecer a la casa del Tlatoani (emperador) o cuanto menos a la aristocracia, pero para los grados menores el sistema de ascensos venía relacionado por el número de capturas de enemigos en batalla.

Los mexicas barones empezaban a recibir instrucción militar de los 15 a los 20 años. Se les distinguía porque se les rapaba la cabeza exceptuando un mechón en la nuca. Siempre entraban en combate en grupo y acompañados de un veterano.
Existían siete grados militares según el códice Mendoza:

Grados militares

Grados militares aztecas

El primer peldaño lo ocupaban los novicios o Iyacs, que habían capturado su primer enemigo en combate, ganado el derecho a portar el ichcauipilli o coraza de algodón.
El segundo en el escalafón era el cuextecatl, con dos cautivos en su haber. Se le distinguía por vestir un uniforme rojo con bandas negras y un casco cónico.
Después estaba el que había aprisionado a tres contrincantes, ganando el derecho a portar el estandarte de la mariposa.

Si se llegaba a cuatro capturas se entraba en la orden del jaguar, vistiendo un uniforme confeccionado con la piel de este felino y pasando a formar parte de esta unidad de élite.
Si se apresaban cinco o seis enemigos, se entraba en la orden del águila, vistiendo un uniforme de plumas verdes llamado tlahuiztli.

Si ascendía con más capturas, el caballero águila podía escoger entre asumir el mando de tropas o entrar en el selecto grupo de los cuahchicquheh, la fuerza de élite azteca distinguible por un peinado similar el de los mohicanos de Norteamérica. Finalmente se llegaba a Tlacatecatecuhtli o Comandante en Jefe, que vestía una especie de manto o toga muy elaborada y que estaba al mando de las grandes formaciones.


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