El cambio climático en la Historia: «Enemigo y Aliado»

Publicado el 29 julio 2021 en la categoría Historia

La pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía (450 – 700). (¿700 – 900?). A mediados de siglo V ya eran perceptibles las nuevas condiciones climáticas que se anunciaban décadas atrás. El Imperio romano de Occidente convivía de forma pacífica o violenta con pueblos de más allá de su frontera Norte. Algunos de estos pueblos habían intentado entrar en los espacios más ricos de Oriente pero habían sido rechazados. La llanura húngara era una vez más un punto clave de asentamiento de poblaciones en su deseo de ocupar unas tierras fértiles, huyendo de unas condiciones medioambientales nocivas o por el empuje de otros colectivos venidos de Asia.

En el 406 los Hunos empujan a Suevos, Vándalos, Alanos y Burgundios a cruzar el Rin y en 409 los tres primeros cruzan los Pirineos y se instalan en Hispania. Con Atila los Hunos crean un gran imperio euroasiático y a pesar de ser derrotados en el 451 en el Sur de la Galia por un ejército aliado de romanos y visigodos, su dominio no se desmoronará hasta la muerte de su caudillo dos años después. En el 476 es depuesto el último Emperador, Rómulo Augústulo, por Odoacro, rey de los Hérulos. En esas fechas los visigodos ya estaban en Hispania tras un tratado con Roma para habitar estas tierras y luchar contra los pueblos germánicos que entraron en el 409. Los Francos se afirmaban en el Norte de la Galia y los Ostrogodos acabaron instaurando un reino en Italia tras la expulsión de los Hérulos en el 493[9].

El cambio climático en la Historia: La pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía (450 – 700). (¿700 – 900?)

El cambio climático en la Historia: La pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía (450 – 700). (¿700 – 900?)

(Europa en el siglo VI. El color naranja refleja la máxima extensión del Imperio de Constantinopla o Imperio Bizantino. Fuente: Características. https://www.caracteristicas.co/imperio-bizantino/)

Estas condiciones geoestratégicas, políticas, de movimientos de pueblos, de los que solo hemos dado algunos ejemplos, se encuentran en los albores de esta pequeña edad del hielo que actúa como uno de los motores básicos de la Historia. Un período que se enmarca entre la caída de Roma y la llegada de los musulmanes a la Península Ibérica y sobre el cual conocemos más datos gracias a las nuevas investigaciones sobre los llamados “siglos oscuros”. Son los mismos siglos que ven la formación y desarrollo de los primeros reinos germánicos: el Merovingio (francos) en la Galia o el Hispano-Visigodo de Toledo e igualmente son testigos del auge de la Constantinopla de Justiniano el Grande (482-565) y su decadencia en años posteriores. En el siglo VII los musulmanes se extienden por Oriente y el Sur de Mediterráneo truncando la unidad comercial de este mar.

La Peste de Justiniano llega en el 541 y afectará a gran parte de Europa y Norte de África. Sabemos que se trata de peste negra provocada por la Yersinia Pestis, bacilo portado por pulgas de la rata negra. Su origen está en la meseta del Tibet y se propagó a través del comercio que discurría por el Océano Índico hasta el Mar Rojo. Tras un primer gran impacto tenemos oleadas hasta mediados del siglo VIII. Un clima más seco y frío provocaba modificaciones en el hábitat de animales como la marmota o el gerbilino que actúan con una especie próxima al hombre, la mencionada rata negra que le acompañaba en mercados y barcos.

Un clima más seco, más frío, pero especialmente, y volvemos a remarcar este hecho, más impredecible, fueron la tónica dominante con picos de fenómenos extremos: años torrenciales con desbordamientos de ríos, el Ródano (563, 572, 583), el Guadalquivir (la crecida del 675 fue la más notable); hambrunas por sequía en la España visigoda (620, 675, 680, 707, 711), catástrofes unidas a enfermedades como la malaria en Italia (450-451) o plagas de langosta en el Este del Mediterráneo (500) son algunos testimonios de los malos tiempos.

Las décadas que van del 530 al 540 sufren un incremento considerable de la actividad volcánica. El año 536 fue un año sin verano, las temperaturas cayeron una media de 2,7º respecto a otros anteriores. Pero los volcanes con sus erupciones a la atmósfera son fenómenos acotados en el tiempo, transitorios. Otra circunstancia más perdurable afectó al clima de estos siglos, hablamos de la irradiación solar. La ausencia de manchas solares y por lo tanto de una disminución del calor que llega de nuestra estrella provocó una caída de temperaturas a unos niveles inferiores al mínimo de Maunder del siglo XVII, con una etapa inusualmente gélida, la del 530 al 680. Estudios en los núcleos de hielo (restos de cenizas de esta período) y los círculos de los árboles (confirmados en zonas tan alejadas como los Alpes y el macizo de Altai chino) vienen a demostrar estas condiciones adversas. A todo ello habría que añadir una fase de bajas presiones en el Atlántico Norte que afectaron a este hemisferio terrestre. Los documentos históricos recogen estas inclemencias: crónicas de eruditos de la época relatan cuestiones como la falta de calor solar o el importante incremento de rogativas cristianas para atraer el favor divino de las lluvias.

Anteriormente hemos reflejado de forma muy sucinta las migraciones de pueblos de los siglos IV y V. Entre los siglos VI y VIII se observan movimientos geoestratégicos y poblacionales igualmente importantes. ¿Estaría el cambio climático detrás de estos vaivenes? Dejamos constancia de algunos ejemplos:

La península de Arabia recibió de forma notable en la séptima centuria más lluvias de las habituales para un desierto favoreciendo la cría de camellos y otras especies animales con el consiguiente aumento demográfico. Con la unificación de tribus por Mahoma en el 622, año de la Hégira, los musulmanes inician una expansión hacia todos los puntos cardinales creando una vasta unidad cultural y religiosa que llega hasta nuestros días.

Las dificultades de Oriente Medio provocan la decadencia del Imperio Sanánida, gran enemigo de Constantinopla que es sustituido por los musulmanes. Al mismo tiempo poblaciones turcas se acercan a Anatolia, rica en pastos para el ganado.

Los Ávaros, procedentes de la estepa asiática, llegan a las inmediaciones de la Europa del Este en el siglo VI creando posteriormente un gran imperio, que llegó con diversa intensidad hasta principios de la novena centuria cuando son desintegrados por Carlomagno y los búlgaros.

Esta pequeña edad de hielo la sitúa Kyle Harper entre el 450 y el 700 como ya hemos reflejado en el título de este apartado. No obstante este clima frío se prolonga en el siglo VIII al igual que lo hacen las oleadas de peste negra. En el siglo siguiente tenemos episodios de frío intenso, basta recordar que el Nilo se hiela parcialmente en el 829. ¿Son estos episodios suficientes para caracterizar los siglos que estudiamos antes de llegar al calentamiento medieval?

Los movimientos humanos desde la estepa euroaiática no dejan de ser un termómetro de variabilidades climáticas y/o crecimiento demográfico que empuja a colectivos a presionar a sociedades ricas establecidas en el Sur, China; o el Oeste, Imperio Romano de Oriente o también a las llanuras húngara y rusa. Oros desplazamientos en el mundo europeo también reflejarían esas circunstancias. Ya hemos citado que los Ávaros son destruidos como potencia a principios del siglo IX y su lugar es ocupado en la vertiente Norte del bajo Danubio por los magiares o húngaros, nómadas de Ucrania. Igualmente pueblos eslavos y normandos presionan territorios de Carlomagno en dicho siglo

La cuestión no queda resuelta hasta el momento pero un pueblo viajero nos puede dar luz al clima de los siglos inmediatamente anteriores al Período Cálido Medieval, nos referimos a los vikingos. Estas poblaciones noruegas se extendieron en todas direcciones en los siglos que estamos explicando pero su llegada a tierras del Oeste, Islandia (874), Groenlandia (985) y posiblemente Canadá (circa 1000) nos sugieren un clima que se torna más benigno en esas latitudes del Océano Atlántico. No solo llegan a esas tierras sino que se asientan y crean colonias perdurables en función de una agricultura y ganadería sostenibles, una pesca en abundancia, contactos con pueblos inuit y mares desprovistos en gran parte de hielo. Volveremos a esta expansión en el apartado siguiente pero dejamos constancia de unas condiciones favorables sin la cuales difícilmente estas poblaciones creadas a su paso, con sus respectivas iglesias y obispos,. hubieran llegado lejos en el tiempo.

A modo de conclusión no podemos afirmar con rotundidad que la Pequeña Edad del Hielo de la Antigüedad Tardía vaya más allá de los siglos VII y VIII, tampoco podemos decir que desaparecieran las oleadas de frío o que arribara un tiempo más estable, pero tampoco nos situamos en períodos gélidos o en un ambiente permanentemente cálido. ¿Etapa de transición o etapa intermedia? Esperaremos futuras investigaciones.

[9] Las consecuencia de los movimientos de estos pueblos se puede seguir  en: HEATER, Peter, Emperadores y Bárbaros. El primer milenio de la Historia de Europa, Crítica, Barcelona, 2010. Para el período que va del siglo V al VIII es muy útil: SOTO CHICA, José, Imperios i Bárbaros. La guerra en la Edad Oscura, Desperta Ferro Ediciones, Madrid, 2019.

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Comentarios

Un comentario

  • El 30.05.2023 , Dan Ungureanu ha comentado:

    Foarte interesant si bine de stiut…

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