El cambio climático en la Historia: «Enemigo y Aliado»

Publicado el 29 julio 2021 en la categoría Historia

La Pequeña Edad del Hielo (1300-1850). La características climáticas de siglos anteriores van a cambiar en pocas décadas, especialmente allí donde habían incidido con más fuerza, Europa, el Atlántico Norte, la estepa asiática y la costa oriental del Pacífico. No obstante las nuevas condiciones medioambientales fueron ahora más generalizadas a lo largo de los ecosistemas terrestres. La cronología amplia de la etapa que iniciamos se refleja en el título (1300-1850) aunque tenemos un subperíodo especialmente frío (1645-1715), llamado Mínimo de Maunder. Nos ocuparemos de ello más adelante.

Las seis centurias que siguen nos muestran un clima más frío pero sobre todo más variable, impredecible, que hace más difícil la adaptación de los seres vivos de sus ecosistemas. Frente a estas adversidades vamos a ver también la enorme capacidad humana de superación y progreso. Europa cimenta en ese tiempo un desarrollo expansivo, que la llevará a ser la zona más desarrollada del Mundo y entrar en la Revolución Industrial de los siglos XVIII y XIX. Desde aquí las transformaciones llegarán a otras partes del Globo.

El cambio climático en la Historia: La Pequeña Edad del Hielo (1300-1850)

Las primera décadas del trescientos medieval muestran sucesos medioambientales extremos. El frío invernal del 1309-1310 provocó la helada del tío Támesis y algunas zonas del Báltico y Mar del Norte. 1315 se conoce como el año del gran diluvio que provocó las grandes hambrunas de ese año y el siguiente. El efecto de los cambios en las cosechas y la navegación marítima se hacen visibles en el Norte de Europa. En cambio Francia, La España medieval o Italia resisten aún durante la primera mitad del siglo XIV.

El escenario brevemente descrito sufrirá el embate de un enemigo externo venido del extremo Oriente, un agente ya conocido en la Antigüedad, la peste negra. El brote que llega a Europa en 1347 se origina de la manera tradicional ya descrita en aquellas lejanas tierras que también viven bajo el cambio climático. Las oleadas del bacilo Yersinia pestis acometerán el Viejo Continente hasta 1720, junto a otras enfermedades infecciosas endémicas que quedaban solapadas por este jinete del Apocalipsis. Tifus, malaria, sarampión… o azotes más graves como la viruela acompañaban a la gran calamidad. Una población que comenzaba a sentir las consecuencias de las malas cosechas, de hambre, también los enfrentamientos como la “Guerra de los Cien Años” entre Francia e Inglaterra, era pasto fácil para las enfermedades citadas porque les provocaba una mortalidad catastrófica. Se calcula que los habitantes europeos descendieron en un tercio de 1347 a 1352, estragos producidos igualmente en la estepa asiática y el Norte de África.

El cambio climático en la Historia: La Pequeña Edad del Hielo (1300-1850)

(El triunfo de la muerte (1562), óleo de Pieter Brueghel el Viejo

La segunda mitad del trescientos y los primeros años del siglo XV viven en la nueva etapa climática que como hemos dicho llega a 1850. En otros apartados hablamos de la estepa asiática como termómetro gigante del clima, podemos decir lo mismo de las tierras colonizadas por los vikingos en el Atlántico Norte. El frío de fines de la Edad Media y Edad Moderna hizo crecer los glaciares y las placas de hielo de esa zona del océano, los cultivos no resistían el descenso térmico y los bancos de bacalao se retiran a aguas más agradables. A finales del siglo siguiente se había interrumpido el comercio de marfil de colmillos de morsa que es sustituido en Europa por el procedente de elefantes africanos. Los inuit, mejor adaptados a condiciones extremadamente frías, ocuparon las zonas que habían abandonado los vikingos.

Los siglos modernos, XVI, XVII y XVIII, se encuentran inmersos en la Pequeña Edad del Hielo. Vistos por centurias y en la perspectiva económica fueron épocas diferentes. Crecimiento en el XVI, crisis en el XVII y mayor crecimiento en el XVIII.

1453, año de la conquista de Bizancio por los turcos, marca el paso de la Edad Media a la Edad Moderna. La crisis del siglo XIV se había superado y comienza un período expansivo que continúa en las décadas siguientes. ¿Cómo se conjugan un clima menos benigno y una etapa de expansión? Hemos afirmado que ese clima fue más frío pero no fue una tendencia constante, se alternaron los años muy gélidos con otros más llevaderos, pero su variabilidad es la característica predominante. En esta situación y en economías pre-industriales, el crecimiento agrícola se realiza expandiendo la superficie cultivada. Muchas tierras dejadas de roturar en la crisis pasada se vuelven a poner en cultivo, las condiciones del campesinado en Europa Occidental son mejores que en los siglos más asfixiantes del primer feudalismo. El rendimiento no mejoraba, excepto allí donde había abundante estiércol animal, tierras húmedas o irrigables. Era una agricultura de subsistencia con la excepción de las conurbaciones de las ciudades y algunas zonas que disponían de mucho ganado o dirigían parte de la tierra a plantas textiles, como el lino. Sería el caso de Países Bajos y luego Inglaterra. Una población en crecimiento favorece la actividad artesanal y los buenos salarios.

Un factor determinante va a irrumpir con fuerza en el cambio del siglo XV al XVI y va a quedarse para siempre, los descubrimientos. Las colonizaciones portuguesas y españolas comenzaron a globalizar la economía: el comercio, la industria naval, la extracción de minerales. Los intercambios de productos entre Europa, África ecuatorial, América y Asia beneficiaron a toda Europa. Tras los conquistadores ibéricos vendrían ingleses, holandeses, franceses. Los avances en navegación como barcos, instrumentos de medición, etc. distanciaron a Europa del resto del Mundo donde no se produjeron estos adelantos. El capitalismo mercantil dominaría los siglos modernos.

A finales del Dieciséis la actividad se ralentiza, era un anuncio de la crisis del siglo XVII. Esta crisis no fue tan profunda como la del siglo XIV ni afectó de forma similar a todas las zonas. La sufrió con fuerza el Mediterráneo, España, el Este del continente. En una situación intermedia quedó Francia y otras tierras del Norte. Países Bajos e Inglaterra mejoraron sus expectativas. El comercio colonial no se retrajo, continuó su escalada.

A nivel climático estos años fueron los más complicados de la era. Se han barajado varias  cronologías para fijar los períodos más difíciles: 1500-1700, 1600-1750, 1645-1715. Podemos asegurar que el mínimo de Maunder, la menor actividad solar por la ausencia de manchas en la estrella, se produce entre la segunda mitad del XVII y primeros años de la centuria siguiente[11]. La menor irradiación solar provocó un descenso de temperaturas que ya recogieron los artistas de la época en diversos cuadros cuando pintaban el Rin o el Támesis completamente helados. El crecimiento de los glaciares alpinos, arrasando poblaciones y cultivos, testificaban este descenso térmico.

El cambio climático en la Historia: La Pequeña Edad del Hielo (1300-1850)

(Pintura de Abraham Hondius, el Támesis helado, 1677)

El siglo XVIII vuelve a ser una época de crecimiento mayor que las anteriores. Las políticas ilustradas, las mejoras de cultivos como la rotación de cuatro hojas (sistema NorfolK) en Inglaterra, el crecimiento de población, especialización de cultivos. La generalización del trabajo a domicilio en zonas del NO de Europa preparaban a esta zona para el despegue industrial. Inglaterra lo hace desde mediados de siglo, el resto de Europa habrá de esperar a la centuria siguiente. En 1789 la Revolución francesa nos introduce en la Edad Contemporánea donde, paulatinamente, las estructuras tardo-feudales dan paso a sociedades y Estados liberales. Para Francia supuso una reforma agraria que creó una gran clase media de campesinos mejorando sensiblemente la agricultura gala.

Las explicaciones del la Pequeña Edad del Hielo las hemos centrado en Europa, continente donde se han realizado más investigaciones. Sucesos similares se han observado en China, La India, Nueva Zelanda o América, de la que nos ocuparemos más tarde. Detengámonos en algunas particularidades de la etapa que estamos exponiendo. La adopción de nuevos cultivos, sistemas agrarios o la pesca permitieron a las poblaciones de los lugares donde se llevaron a cabo adaptarse a condiciones climáticas severas y a los nuevos retos del crecimiento demográfico.

La patata fue traída a Europa por los españoles en el siglo XVI. Era un cultivo adaptado a temperaturas frías o climas extremos y una buena fuente de energía. Sin embargo, su consumo en el Viejo Continente tardo en generalizarse muchos años ya que era visto como un alimento impuro que crecía bajo tierra. Las diferentes iglesias llegaron a prohibir su uso y si a ello añadimos la cercanía de los europeos a los cereales tradicionales se explica las dificultades del tubérculo para su entrada en la dieta alimenticia. Pero el cambio climático allanó estos inconvenientes. Las inclemencias meteorológicas ponían en dificultad los cultivos cerealísticos, incluso los más resistentes como el centeno. En esta problemática se abrió camino la mencionada patata en gran parte de la Europa húmeda y fría. Fue determinante en lugares como Irlanda donde una enfermedad de esta planta provocó los años de la gran hambruna de la isla, 1845-1849[12].

En otro momento hemos explicado la adaptación a las nuevas circunstancias de Países Bajos e Inglaterra. Cultivo de plantas textiles, aumento de la cabaña ganadera para aprovechar sus productos y el estiércol, actuaciones que se daban en unas tierras húmedas que al dejar menos tierras en barbecho eran más productivas. Un salto en este sentido fue dado en Inglaterra con el ya citado sistema Norfolk. Ideado por Lord Townshend, se alternaban cuatro hojas de cultivo sin barbecho: trigo, cebada, nabos y alfalfa. De esta forma se cosechaban cereales para alimentación, plantas forrajeras para el ganado y la tierra producía todo el año. Era la revolución agraria que antecedía a la Revolución Industrial.

La retirada del bacalao a aguas menos gélidas modificó los hábitos de pesca no solo a los vikingos sino a otros colectivos que se dedicaban a ella. Un caso paradigmático sería el de los vascos. Estos pescaban y comerciaban con bacalao del Norte de Europa que conservaban con la sal proporcionada en el interior de España. Los vascones siguieron el cambio de rumbo de los peces y continuaron con sus hábiles técnicas de la Mar llegando hasta Terranova.

El enfriamiento que se produce a partir del siglo XIV destruyó o dejó inservibles muchas piscifactorías desarrolladas en el Período Cálido Medieval en los ríos del interior de Europa: esturiones, carpas… Estos alimentos dejaron de completar la dieta de gran parte de la población. Las capturas de bacalao no cubrían todas las necesidades. Los arenques fueron un sustituto pero con un sabor y texturas más bastas las clases adineradas los adobaron con especias favoreciendo así su comercio.

La primera mitad del siglo XIX representa el final de la Pequeña Edad del Hielo. El Ochocientos comenzaba en Europa con las guerras napoleónicas que mantuvieron encendido el Continente hasta 1815. El emperador francés vivió en primera persona los estragos climáticos en la invasión de Rusia hasta el punto que esta circunstancia provocó el fracaso de sus planes para acabar con el régimen de los zares. El tifus y otras enfermedades completaron el desastre.

1816 fue conocido como el año sin verano. Había ocurrido en otras ocasiones como el período que va de 1783 a 1789 donde varios volcanes islandeses e italianos oscurecieron los veranos europeos. Pero la explosión del Tambora de la isla de Sumwaba (Islandia), 1815, fue uno de los episodios volcánicos más catastróficos ocurridos en la era de la Humanidad. Mató directamente a más de 60.000 personas y sumió la atmósfera del Hemisferio Norte en una neblina de dióxido de azufre disminuyendo la radiación solar sensiblemente. Se ha calculado un descenso térmico de 3 grados de media. Los efectos sobre las cosechas del año siguiente, 1816, fueron aterradores especialmente para una población que acaba de dejar las guerras napoleónicas. Las hambrunas, acompañadas por epidemias de cólera y tifus, fueron una tónica general.

La creación literaria de Frankenstein tiene su explicación en las circunstancias del año sin verano. A la residencia veraniega de Villa Diodati, cercana a Ginebra, habían llegado en ese año Lord Byron, su médico John Polidory, Mary Shelley, el poeta Perci B. Shelley y Claire Clairmont. Con frío y lluvia constante los tres inquilinos ocupados en beber alcohol y tomar láudano decidieron escribir un relato de terror para amenizar su encierro. De aquí surgiría la famosa novela de Frankestein, obra de Mary Shelley, donde se reflejan los experimentos sobre electricidad que entonces se estaban llevando a cabo y el frío clima que se vivía en osos momentos.

Hacia 1860 se inicia la recogida sistemática de datos meteorológicos en gran parte del Mundo. En esas fechas la Revolución Industrial está expulsando a la atmósfera gran cantidad de dióxido de carbono ininterrumpidamente hasta nuestros días. La Pequeña Edad del Hielo acaba en esas fechas, el clima se torna más cálido y estable con un aumento continuado de las temperaturas. Llegamos así a la última etapa que vamos a exponer. No obstante, nos preguntamos cuales fueron las causas del período inestable explicado en páginas anteriores.

Sus causas. Ya hemos hablado de una menor irradiación solar por una disminución de la actividad de nuestra estrella. Los episodios volcánicos fueron frecuentes si los comparamos con el Período Cálido Medieval. Pero las últimas investigaciones ponen el punto de atención en las alteraciones de las corrientes oceánicas del Atlántico Norte. ¿La cantidad de agua dulce de los glaciares de Canadá y Groenlandia depositada en el mar pudo modificar dichas corrientes?. ¿Podría volver a suceder un hecho de tal calibre?. A estas preguntas tratan de responder numerosos científicos que se ocupan de ello porque aún existen interrogantes no explicadas o que representan un misterio. Veremos.

[11] Edward Walter Maunder (1851-1928).  Astrónomo inglés estudioso del Sol, especialmente su magnetismo y actividad.

[12] No hemos entrado en el siglo XIX, cuando acaba la Pequeña Edad del Hielo, pero dejamos constancia de este suceso al tratar el cultivo de la patata.

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Comentarios

Un comentario

  • El 30.05.2023 , Dan Ungureanu ha comentado:

    Foarte interesant si bine de stiut…

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